Te has ido hace tres minutos y ya te echo de menos.
Mi intención siempre es dejar un día, como mínimo, entre
nuevas entradas. Pero me encanta romper reglas, ya sabes. Cuando no puedo
llorar, lo hago. Cuando tengo que ser fuerte, mi cuerpo se debilita. Y cuando
tú me prohíbes darte las gracias, te las doy.
Por venirte hoy a casa, para que no estuviese sola. Me has
ayudado con mis tareas de cada día. Has acompañado mi cena. Me has hecho reír. Me
has abrazado. Me has besado. Me has consolado cuando me ha entrado un poquito de
ansiedad.
Pero hay mucho más. Hoy has dormido unos minutos sobre mi
cama; cierto rato tu sueño ha sido profundo porque no contestabas a mis
susurros. ¿Sabes?, cuando duermes… resultas aun más dulce. Como ya he dicho, me
has ayudado; no sólo a mí, también has jugado con mi mascota. Igual que hemos
acortado la distancia entre nosotros, sentados en el sofá.
Sé que me olvido del 90% de todo lo que hemos vivido esta
tarde, pero sin duda, ha habido lago destacable. Cualquiera que me conozca,
sabe que últimamente era lo más “urgente”, de ahí mi risotada y mi alegría
cuando la báscula ha marcado kilo y medio más. Es poco, sigo estando por
debajo, pero es un progreso.
Dicen que las
endorfinas engordan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario