Toqueteos a la pantalla del móvil, gemidos que se escapan de bocas cerradas y cosquillas que acaban en patadas hacia todas partes.
Nada de sábanas, nada de piropos y casi nada de piel, pero todo de sexualidad.
Hace más de una década, en una tutoría, nos enseñaban la diferencia entre el sexo y la sexualidad.
Allá voy.
El sexo acaba cuando nuestros cuerpos se secan.
La sexualidad no acaba hasta que somos olvido.
Atención, sensación, afecto.
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