Agradezco los días tan grises, iniciados con lluvia y ojeras, porque, más tarde, aparece alguien que te ilumina los ojos.
Te hace reír, se preocupa por tus silencios y por si comes.
Te ayuda con cosas tan de casa como la compra, te pregunta si tienes caprichos.
Y no importa si se le carga la espalda, si tiene que esperar a que abran cierta tienda, si tiene que pillarse el siguiente autobús.
Te cuida, insista en que comas una patata más, te ayuda a poner nombre al peluche que vive en el sofá.
Hablando de qué pasará mañana, de recuerdos de sabores, de postres planificados que aún no se han hecho.
De ti y de mí. De nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario