Lealtad es eso que puede variar una promesa.
La vida a veces nos fuerza a cambiar, pero el deseo no se va; sólo se vuelve vapor.
Perdonadme que insista en el tema, pero mi caso con el ballet me parece la mejor ma era de explicarlo.
Mi promesa era tardes de viernes y mañanas de sábado.
Era.
Más tarde, admiración, danza de cuerdas vocales, latidos coreografiados en versos...
Para gustos los colores, y para formas la vida.
La niña que vestía un tutú blanco con lentejuelas en las costillas no creía que la danza fuera más que ejercicios de suelo y barra.
Su única variable era si usar o no calentadores.
Admito que mis "logros" físicos siguen siendo límites de elasticidad, como en su día eran el spagat lateral sin dolor.
Me muero de envidia cuando veo fotos en Facebook, sí; pero tú ojeas recetas curiosas.
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