22 nov 2016

San queremos

Se acercan unas fechas concretas que, al parecer, obligan a ser materialista.

Me da igual que lo llamen tradición, cultura o, la gran mentira, generosidad.
De pequeños puede pasar, porque los Reyes magos no reciben más que agua y galletas; pero, ya de mayores, los regalos vienen por el amigo invisible: recompensa medianamente proporcional.

Un regalo no es mejor o peor por el precio, ni el tamaño, ni la utilidad.
Cuánto tiempo ha invertido el regalador en decidirse por él, porque es para ti?
Ese es el valor.

Mi mejor regalo recibido hasta la fecha creo que fue una taza simple con una clave de sol y una bailarina impresas.

No he desayunado nunca con ella, no ha sido taza.
Es mi mejor regalo porque el primer regalo que nos hicimos mutuamente la primera vez fue otra taza.
S mi mejor regalo porque una clave de sol fue el primer regalo nuestro que me emocionó.
Es el mejor regalo porque tu me recordaste mi estilo de vida, mi capacidad, mi manía de arquear los pies.

Latir en 8 tiempos es tener como tono de llamada una canción.

Y, dado cuenta que odio éstas y otras fechas de falsa generosidad, sabes que te encontrarás mi regalo cuando menos te lo esperes; muchas veces el mejor regalo es una mirada sonriendo.

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