3 dic 2016

Es la palabra que más se oye y la que menos debería existir.

Libertad de expresión, pero se censura la sinceridad.
Lo sé, suena loco.
"Tienes que pasar las fases, siente, vive tu vida", pero cuando llega la ilusión" no te ciegues, estás loc@, eres egoísta".

Si eres mujer, puedes ir a un gimnasio, pero sigue estando mal visto que hagas musculación.
Si eres chico y amas la danza se dará por hecha tu orientación sexual.
Si  tu cuerpo no cumple la talla media, no eres guap@; de hecho te será complicado encontrar ropa.
Si tu nombre no es muy oído, te pondrán motes ridículos.

Cualquier diferencia es motivo para etiquetar.
"La sosa, la flaca, el trucha, el blando, el empollón"
Desde pequeños etiquetando.

Cuánto molestan los derechos ajenos pero cuánto indigna no recibir uno.
La ley del embudo: lo ancho pa'mi y lo estrecho pa'l mundo.

Qué asco de sociedad.
Nos fijamos en lo nuevo y se nos olvidan todas las diferencias que siempre han estado ahí.

Es más fácil sentir envidia que pensar si se puede sentir.
TODO es dinero, sin importar a cambio de qué.

Qué más da si esa persona no tiene los mismos medios para ganar dinero?
Visto así, habría que envidiar a los deportistas no?
Ellos explotan una capacidad diferente para ganar dinero, pero un fisioterapeuta invidente sigue dando inseguridad.
Acaso no tienen manos y pueden saber anatomía?

" No es lo habitual"
Tampoco es habitual un niño sin padres, un país corrupto o el llanto de la persona que más merece sonreír.
Pero eso cuesta decirlo.

Mucho más fácil decir NO.
No hables, eres sorda.
No bailes, eres paralítico.
No tengas hijos, eres diferente.

Nunca dicen:
Eres alcohólico, no conduzcas.

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